Comentario
De cómo los indios naturales deste reino fueron grandes maestros de plateros y de hacer edificios, y de cómo para las ropas finas tuvieron colores muy perfetas y buenas
Por las relaciones que los indios nos dan se entiende que antiguamente no tuvieron el orden en las cosas ni la policía que después que los ingas los señorearon y agora tienen; porque cierto entre ellos se han visto y ven cosas tan primamente hechas por su mano, que todos los que dellas tienen noticia se admiran; y lo que más se nota es que tienen pocas herramientas y aparejos para hacer lo que hacen, y con mucha facilidad lo dan hecho con gran primor. En tiempo que se ganó este reino por los españoles se vieron piezas hechas de oro y barro y plata, soldado lo uno y lo otro de tal manera que parescía que había nascido así. Viéronse cosas más extrañas de argentería, de figuras y otras cosas mayores, que no cuento por no haberlo visto; baste que afirmo haber visto que con dos pedazos de cobre y otras dos o tres piedras vi hacer vajillas, y tan bien labradas, y llenos los bernegales, fuentes y candeleros de follajes y labores, que tuvieran bien que hacer otros oficiales en hacerlo tal y tan bueno con todos los aderezos y herramientas que tienen; y cuando labran no hacen más de un hornillo de barro, donde ponen el carbón, y con unos cañutos soplan en lugar de fuelles. Sin las cosas de plata, muchos hacen estampas, cordones y otras cosas de oro; y muchachos que quien los ve juzgara que aun no saben hablar, entienden en hacer destas cosas. Poco es lo que agora labran, en comparación de las grandes y ricas piezas que hacían en tiempo de los ingas; pues la chaquira tan menuda y pareja la hacen, por lo cual paresce haber grandes plateros en este reino, y hay muchos de los que estaban puestos por los reyes ingas en las partes más principales dél. Pues de armar cimientos, fuertes edificios, ellos lo hacen muy bien; y así, ellos mismos labran sus moradas y casas de los españoles, y hacen el ladrillo y teja y asientan las piedras bien grandes y crecidas, unas encima de otras, con tanto primor que casi no se parece la juntura; también hacen bultos y otras cosas mayores, y en muchas partes se han visto que los han hecho y hacen sin tener otras herramientas más que piedras y sus grandes ingenios. Para sacar grandes acequias no creo yo que en el mundo ha habido gente ni nación que por partes tan ásperas ni dificultades las sacasen y llevasen, como largamente declaré en los capítulos dichos. Para tejer sus mantas tienen sus telares pequeños; y antiguamente, en tiempo que los reyes ingas mandaron este reino, tenían en las cabezas de las provincias cantidad de mujeres, que llamaban mamaconas, que estaban dedicadas al servicio de sus dioses en los templos del sol, que ellos tenían por sagrados, las cuales no entendían sino en tejer ropa finísima para los señores ingas, de lana de las vicunias; y cierto fué tan prima esta roja como habrán visto en España por alguna que allá fué luego que se ganó este reino. Los vestidos destos ingas eran camisetas destas ropas, unas pobladas de argentería de oro, otras de esmeraldas y piedras preciosas, y algunas de plumas de aves; otras, de solamente la manta. Para hacer estas ropas tuvieron y tienen tan perfetas colores de carmesí, azul, amarillo, negro y de otras suertes, que verdaderamente tienen ventaja a las de España.
En la gobernación de Popayán hay una tierra con la cual, y con unas hojas de un árbol, queda teñido lo que quieren de un color negro perfeto. Recitar las particularidades con que y cómo se hacen estas colores téngolo por menudencia, y parésceme que basta contar solamente lo principal.